Acabé en esa habitación porque la
profesora mandó a uno de los niños que se sentaba junto a la
ventana que cerrara la ventana. Muerto de miedo, volé rápido hacia
la punta de la sala hasta donde había un póster de Gran Bretaña y
volé fugaz contra la ventana con la esperanza de romper el cristal y
poder salir de aquel lugar. Probé la misma técnica sin éxito hasta
una docena de veces hasta que aterricé sobre una de las estanterías
llenas de libros y ejemplares del Muy Interesante de hace más
de 6 años.
Emprendí de nuevo el vuelo en busca de
una salida recorriendo aquella sala rectangular llena de niños y
niñas. Zumbé la oreja de un primer niño que se estaba comiendo los
mocos y que intentó matarme con unas cuantas palmadas aleatorias al
aire. Un bocadillo de mortadela se hallaba solo encima de una mesa
indefenso y apenas me dio tiempo a atacarlo cuando me ahuyentaron
unas manos gordas y grandes de lo que parecía un repetidor agresivo
y abusón. El compañero de al lado preparaba bolas de papel para
dispararlas a alguna embobada víctima de alrededor suyo. La muchacha
de detrás coqueteaba con su pelo y mientras miraba al chico que se
encontraba a tres mesas de distancia a su derecha. Revoloteé debajo
de su falda y cuando notó cosquillas en la pierna, las cerró de
golpe. Delante del chico escupe papel, un chico ejercitaba sus
pulgares jugando a la ultima versión de Plants vs Zombies
hasta que notó el impacto de una bola ensalivada en su nuca. Volé
justo entre las lentes y los ojos del estudiante situado en primera
fila en frente de la profesora y esquivé su manotazos. Fui directo a
la profesora de pelo rizado moreno quien también me esquivó y le
dijo al alumno que no le pasara la mosca como si esto fuera un
partido de tenis.
Al
volar hacia la puerta del aula, caí interceptado por una palmada al
aire realizada por el musculoso chaval que coqueteaba con la chica
con falda. Desperté unos minutos más tarde aturdido y pude
emprender el vuelo hacia la ventana que volvía a estar abierta.
Entonces noté un peso en el trasero como si algo colgara de él. El
que me asestó el golpe casi mortal, aprovechó el momento para
engancharme al culo
con Tippex un pelo del
cual en el otro extremo había enganchado una diminuta bola de papel.
Imaginaos la cara de todos los alumnos y la profesora al ver un trozo
de papel flotando en la sucia aula y después ver que realmente era
yo con un pelo enganchado en el culo. Me convertí en el hazmerreir
del momento y cuando cansado de volar con un pelo en el culo aterricé
de nuevo junto al bocata de mortadela. Poco después de asestarle un
mordisco, alguien dejo caer el diccionario de inglés de bolsillo
sobre mi.
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