Ayer tarde (más bien noche), en un alarde de intentar mantener
mi (extraño) hábito deportivo que
llevaba en Irlanda, volví a ir en bici
(o andar en bici como dicen por el norte) por la playa a gran velocidad. Digo
extraño porque hasta que llegué a Irlanda, mi hábito deportivo era más bien
bajo y bastante sedentario. Un día de running
o bici cada semana (o cada dos), combinado con mis ejercicios caseros que
poco o mucho me mantenían en una forma aceptable. Sin embargo, en Irlanda se me
ofreció la posibilidad de hacer todo tipo de deporte gratuito. Allí sorprendí hasta
a mis amigos ¡Hacía deporte cada semana! Me apunté a esgrima, deporte el cual
recomiendo a todo el mundo si quieres pasárselo bien, sudar y luchar con la
espada al más estilo Dartacan. Me iba a apuntar al club de paracaidismo pero
estos irlandeses querían que yo, si ningún tipo de experiencia, me tirara solo
desde el avión. Sí, claro.
En fin, no vengo a hablar de cómo han cambiado mis hábitos
saludables después de mi año Erasmus. Desde luego han mejorado bastante. El
verano ya ha llegado, se huele, se nota y se sufre por el bochorno que pasé
todo e ir a las 8 de la tarde (evening
si eres alguien normal y no español). La gente va a casa a cenar después de un
largo día en la playa con los niños llenos de arena, la sombrilla, la hamaca,
la nevera, la colchoneta, las palas y todo lo demás. A mí no me gusta demasiado
la playa de mi pueblo porque está muy llena de gente, no es bonita.
Sin embargo, en mi profunda opinión, yo no considero el
verano por empezado hasta la verbena de San Juan y en Catalunya, la verbena es
de lo más mágica. Me atrevo a decir que esta fue sin duda, la mejor verbena que
tuve en muchos años. Como ya dije una vez, me encanta Sant Pol. Yo si pudiera
viviría allí, es tranquilo, tiene playa y montaña (como mi pueblo sí) pero tiene
se rollito mediterráneo al estilo anuncio de Estrella Damn que tanto me gusta.
Las callejuelas y la gente en la calle con la música de fondo y las barrakas al lado del escenario. Veía
gente madurita (40-50) años con más flow que
Tito MC bailando hip hop. Decía a mis amigos “Yo de mayor quiero estar como
ellos”. La cervecita o el agua de valencia son el alma de la fiesta y todo esto
mezclado con el olor de la pólvora quemada. Quizás ese es el olor del inicio
del verano. Sin embargo por fortuna más que por desgracia, a mí me toca
trabajar y más bien yo al veranito lo dejo descansar. El ambiente estaba tan
animado que me pusieron incluso una de Fangoria
y dices, “¿Y esto?”. Genial. Sin embargo quizás el signo más claro de que el
verano ya ha llegado, es la piel que se me está pelando aún dos semanas después
de mi día de playa en Donosti.
Hablar con mis amigos sobre lo que el futuro nos depara, ese
fue el principal tema de la noche. En el fondo me gustaría poder verme a mí y
al resto de mis amigos dentro de 5-7 años. Veo a gente de mi instituto más
joven que yo y veo que al final, con los años, gente que parecía totalmente
perdida en el camino, ha conseguido encontrar indicaciones.