miércoles, 25 de junio de 2014

Huelo a verano y a flow

Ayer tarde (más bien noche), en un alarde de intentar mantener mi (extraño)  hábito deportivo que llevaba en Irlanda, volví  a ir en bici (o andar en bici como dicen por el norte) por la playa a gran velocidad. Digo extraño porque hasta que llegué a Irlanda, mi hábito deportivo era más bien bajo y bastante sedentario. Un día de running o bici cada semana (o cada dos), combinado con mis ejercicios caseros que poco o mucho me mantenían en una forma aceptable. Sin embargo, en Irlanda se me ofreció la posibilidad de hacer todo tipo de deporte gratuito. Allí sorprendí hasta a mis amigos ¡Hacía deporte cada semana! Me apunté a esgrima, deporte el cual recomiendo a todo el mundo si quieres pasárselo bien, sudar y luchar con la espada al más estilo Dartacan. Me iba a apuntar al club de paracaidismo pero estos irlandeses querían que yo, si ningún tipo de experiencia, me tirara solo desde el avión. Sí, claro.

En fin, no vengo a hablar de cómo han cambiado mis hábitos saludables después de mi año Erasmus. Desde luego han mejorado bastante. El verano ya ha llegado, se huele, se nota y se sufre por el bochorno que pasé todo e ir a las 8 de la tarde (evening si eres alguien normal y no español). La gente va a casa a cenar después de un largo día en la playa con los niños llenos de arena, la sombrilla, la hamaca, la nevera, la colchoneta, las palas y todo lo demás. A mí no me gusta demasiado la playa de mi pueblo porque está muy llena de gente, no es bonita.

Sin embargo, en mi profunda opinión, yo no considero el verano por empezado hasta la verbena de San Juan y en Catalunya, la verbena es de lo más mágica. Me atrevo a decir que esta fue sin duda, la mejor verbena que tuve en muchos años. Como ya dije una vez, me encanta Sant Pol. Yo si pudiera viviría allí, es tranquilo, tiene playa y montaña (como mi pueblo sí) pero tiene se rollito mediterráneo al estilo anuncio de Estrella Damn que tanto me gusta. Las callejuelas y la gente en la calle con la música de fondo y las barrakas al lado del escenario. Veía gente madurita (40-50) años con más flow que Tito MC bailando hip hop. Decía a mis amigos “Yo de mayor quiero estar como ellos”. La cervecita o el agua de valencia son el alma de la fiesta y todo esto mezclado con el olor de la pólvora quemada. Quizás ese es el olor del inicio del verano. Sin embargo por fortuna más que por desgracia, a mí me toca trabajar y más bien yo al veranito lo dejo descansar. El ambiente estaba tan animado que me pusieron incluso una de Fangoria y dices, “¿Y esto?”. Genial. Sin embargo quizás el signo más claro de que el verano ya ha llegado, es la piel que se me está pelando aún dos semanas después de mi día de playa en Donosti.


Hablar con mis amigos sobre lo que el futuro nos depara, ese fue el principal tema de la noche. En el fondo me gustaría poder verme a mí y al resto de mis amigos dentro de 5-7 años. Veo a gente de mi instituto más joven que yo y veo que al final, con los años, gente que parecía totalmente perdida en el camino, ha conseguido encontrar indicaciones. 


lunes, 23 de junio de 2014

Cleared to Continue Watching

Recientemente, he empezado a ver una nueva serie que descubrí haciendo un poco de zapping en TNT, Black Sails. Lo primero que me llamó la atención, fue que la serie trata sobre piratas y sus tejemanejes diarios y hasta el día de hoy, jamás he oído hablar de la existencia de una serie sobre piratas y menos aún, de una que valga la pena verla. Después de ver el piloto (siempre me dejan con un sabor de boca más agrio que dulce) he decidido concederle a esta serie lo que yo llamo mi certificado CCW, Cleared to Continue Watching (me lo acabo de inventar sí).

Me habría gustado vivir en esa época en la que la piratería estaba al orden del día. Esos enormes galeones y surcando los mares bebiendo ron y con mujeres en cada puerto. Sin embargo, en esa época te cortaban la mano a la mínima que respirabas y si no te dejaban la cara hecha un mapa como el de Louis Stevenson. Por otro lado, creo que la aristocracia, en esa época era muy imbécil. Era como si estuvieran en la edad del pavo toda su vida, tenían muchas modas ¿Por qué razón querían aparentar tener canas con esas pelucas de rulos, cuando podían alardear de tener una buena mata de pelo con su color y su todo? Y lo mismo para las chicas que se echaban yeso en polvo a la cara para parecer más blancas. Me voy del tema. Los piratas eran guays, vivían al limite cada día y eran unos viajeros natos, de ahí que me gusten tanto.

Ambientada en una época en la que los piratas campan a sus anchas en el Caribe, Black Sails representa una época en la que los piratas son vistos como el enemigo público del mundo civilizado y los piratas acaban formando su propio reino y su propia ley. La cuestión, está en saber quién manda y quien obedece. El argumento me ha quedado muy Filmaffinity.

Que a la serie le dé un notable alto para haber visto solo el episodio piloto no tiene que ver únicamente con el aire de Game of thrones que tiene. Tiene baja censura, lo que significa, pechos por doquier, salpicaduras de sangre que llegan al objetivo de la cámara y peleas que hacen que dejes de desayunar hasta saber quién muere y quién no; drama del que a mí me gusta y que hace ponerte en la piel de la víctima. Además, la serie parece tener un alto grado de sed de venganza, ambición, traición y conspiraciones entre los diferentes personajes que integran la serie. Para mí, el estilo de la serie tiene tal parecido con GOT, que Toby Stephens (rozaría el spoiler si digo qué personaje), tiene (profundo) aire, aliento y mirada al actor de Ser Jorah Mormont (Iain Glen) en Game of thrones.

Y después de incluso haber visto el segundo capítulo, puedo decir con seguridad, que a esta serie le veo futuro. Tiene una buena trama combinada con giros inesperados. Para aquellos/as que les pone verraca/o el acento inglés, la serie tiene una buena dosis de él. Por otra parte, hay tantas tetas que no se entre qué actriz elegir pero de momento, me quedo con Hannah New.

Por último la canción utilizada para el opening de la serie y me hace levantarme de la silla y bailar con la escoba en plan dar vueltas cogidos del brazo. Me canta vamos.

Adiós piratas.





domingo, 22 de junio de 2014

Yo nunca he bebido cerveza sin alcohol

Esta noche tengo plan (ni yo mismo me lo creo). Desde que volví de Bilbo no he visto a nadie. Ya sea por motivos de estudios o trabajo. Jamás pensé que podía decirlo, pero dios !Creo que necesito un poco de contacto humano cara a cara! Necesito discutir con mis amigos sobre nuestros problemas e intereses; escuchar a Mireia contarme sus ideas súper optimistas y por que no, también seguirle la corriente a Jim con sus bromas “Yao, random, troll face, mam”. Todo es tan “pueblo”, es incluso (quizás) normal.

Mis ganas por ver a gente, hablar e interactuar con ellos son tales que incluso, en un alarde de mis ganas por ver a alguien, esta tarde he acompañado a Alba a fotocopiar a un Carrefour en el pueblo de al lado. Alba tiene muchas virtudes, es guapa, lista, responsable y misteriosamente atrevida. Sin embargo cuando se trata de escuchar, es terrible, acciona el botón de piloto automático y su cara parece la de Belén Esteban, no se mueve. En la chirriante furgoneta Citroen de sus padres, que ya va por la segunda generación, ella me hablaba sobre sus problemas erasmusiles. Yo le he dado unos cuantos consejos como veterano que soy (el título me lo otorgo yo mismo) y a juzgar por su cara, por una oreja le ha entrado y por otra le ha salido. Ha sido fascinante. Se le ve una chica con mucho estrés pero a la vez le doy uno, dos y incluso tres aplausos por la vida que lleva. Me cuenta deprisa el resto de sus problemas (que se resumen a la universidad) mientras me utiliza para hacerle agujeros a las hojas y prepararlas para encuadernar. Teamwork yes. Después de bloquear la impresora, enviar tres mil ordenes de impresión, ha pagado y yo he aprovechado para comprar el pack de amigo enrrollado: 4 cervezas y dos pizzas. Lo parto, lo sé.

Esta noche vamos a cenar a casa del gigante Jim (un chico muy alto como bien indica la palabra su adjetivo) y después iremos a aquella zona de fiesta que tanto criticaba ayer. Sí, también lo sé, es un poco hipócrita pero no está tan mal cuando vas con gente así de maja a la que le importa una porquería el futuro. A veces admiro lo relajados que viven.

Al llegar a casa de Jim, mi pack de fiesta triunfa, pero solo yo he traído algo decente. Comenzamos a picar cerezas de la cocina hasta que las pizzas están listas. Jim opina que estas pizzas no se pueden hacer mucho porque son así (crudas). Para mi gusto, eso está crudo, crudo. Me las como igualmente. También hay más comida, así que no paso hambre.

Las cerveza ya corre libre de boca en boca y el asunto ha desvariado hasta el punto de bajarme la aplicación de Yo nunca (muy típico sí). Las preguntas son de lo más variopintas e impactantes en plan: Yo nunca he recibido un pollazo en el ojo o Yo nunca he cogido una mierda pensando que era una piedra (alguien bebió en esta última, so sad..). Al llegar las 12, las provisiones de alcohol se han agotado y algunos estaban jugando con cerezas (fruta, no licor). En pleno éxtasis del juego, decidimos ir al paki (como bien deduces, paki de pakistaní, enhorabuena) de la estación de tren y comprarle unas litronas. El plan marcha bien.

Hemos vuelto y estamos en la terraza de Jim con Pink Floyd de fondo. Me encanta, no hay nada más veraniego que su terraza. Sus padres son hiper hippies de primera generación. Son independentistas guays y lo tienen todo muy así naturista molón. Hablamos de lo privilegiados que somos, de la pobreza y de lo contentos que estamos (qué seriedad). Yo coincido. Podría haber añadido que eramos una panda de hipócritas pero no estoy en el momento ni la condición para defender mis argumentos (gracias sentido común por frenarme). Somo seres humanos y queremos más. Bebemos más, aprendo más cosas de esos mosquitos muertos (me incluyo) y acabamos haciendo recital de eructos. Delicioso.

Me canso y a las 2:30 vuelvo a casa. De camino escribo a Sara. Me pasa siempre, me pasaba en Cork y me pasaba aquí; cuando salgo sin ella de farra, tengo unas ganas inmensas de volver a ella y abrazarla en la cama doble de Deanshall, contarle cosas, reírnos un rato y hacer el amor (¿Puedo decir hacer el amor aquí verdad?). La echo de menos. Es sorprendente como esta chica me ha hecho replantearme mucho a mi mismo como persona. Las vascas son brujas y no lo digo yo, lo dice Álex de la Iglesia en Las brujas de Zugarramurdi.


Agur!

sábado, 21 de junio de 2014

Viernes noche con 21 años

Es viernes por la noche y aquí estoy, en mi cama sin hacer desde el miércoles y con mis ganas inmensas por escribir, las cuales están siendo satisfechas en este mismo momento mientras desarrollo este intento de literatura de calidad. Esta tarde me he dormido durante dos horas y media mientras leía a Joyce. No es que Joyce sea aburrido, ha sido ese momento de la tarde, el sol de las siete que entra en mi habitación. Tengo la sensación de que la noche va a ser muy larga para mí. Lo sé, igual debería estar buscando planes nocturnos como joven de 21 años que soy, pero oye, estoy digievolucionando y estoy muy contento con ello.

Hay pueblos y pueblos. El pueblo en el que vivo es un pueblo de segunda clase. De hecho el pueblo en el que vivo no se puede calificar como tal, es más una villa pues tiene 26000 habitantes (según los últimos datos de Wikipedia). Por ser una zona turística, hay bastante fiesta alrededor donde vivo pero es fiesta mala, fiesta que no mola, fiesta para turistas que no saben lo que es el salir de noche. Me es muy difícil encontrar donde vivo a gente que mole y por eso me aburre tanto salir por aquí. Únicamente disfruto cuando hay fiestas en la playa y conciertos. Es genial. Antes de irme de Erasmus, ya me aburría esta zona de fiesta. Disfrutaba mucho (¿puedo decir que gozaba?) cuando salía por Barcelona por las antiestéticas y industriales calles de Marina en Barcelona y esas tajas en la Ovella Negre. Qué recuerdos. Después vi la luz en Cork, encontré mi estilo. Cerveza, buena música con estilo y en vivo, compañía y variedad. Siempre que he salido en Cork, ha sido una noche notable como nota media. Nueve meses más tarde aquí me encuentro, de vuelta en una zona de fiesta a la que le doy un simple aprobado. Música comercial (reggeton) y poca variedad de gustos.

Perdonar este delirio nostálgico, hoy tengo día. Hoy incluso estuve viendo mis videos de Erasmus. Aquel video en el que Sara me grababa dormidito en su cama doble en la que hacíamos cosas para mayores y yo negaba estar durmiendo; mi celebración de cumpleaños (el mejor cumpleaños que tuve jamás; cruzando en coche Connemara.

Hablaba de digievolucionar (o evolucionar si queréis tomarme en serio) y con la edad aumenta mi necesidad de pasar más momentos solos, descubrirme a mí mismo y desarrollar esos aspectos que poco a poco veo que me tiran más. Me he tirado todo el día enviando correos y movilizándome para conseguir las mejores prácticas que este señor pueda conseguir. Si me voy a tirar seis meses trabajando a jornada completa y me dejan elegir donde quiero hacerlo, tendré que asegurarme que es un lugar que se asemeje a mis futuras expectativas laborales. ¿Pero qué futuras expectativas laborales Javier? Si hace meses que te convenciste de lo poco que te identificas con tus compañeros de carrera y de lo aburrida que llega a ser. Sin embargo, al final he encontrado un campo atractivo y un profesor que me motiva. Estoy satisfecho en este último aspecto. No soy el único que se encuentra en esta encrucijada y ve como este muro llamado mundo laboral se acerca a velocidades alarmantes y muchos tenemos miedo de estamparnos contra él.

La sociedad va demasiado rápido y apenas te permite equivocarte en tus elecciones. Tenemos una presión impresionante por hacer la correcta elección sobre nuestros estudios y por acabar cuanto antes. Sigo aprendiendo francés por mi cuenta; aumento mi ritmo de lectura por culpa de la vasca con cara de inocente y cada vez más escribo como si esto se estuviera convirtiendo en un hobby. Mientras mi madre, se duerme en frente de la pantalla del ordenador en la que ve Comando actualidad dedicado a la cocina y me recuerda a mi segundo (¿o primer?) hobby favorito. Hablan de la semana del pintxo de Navarra y de nuevo me vuelve esa nostalgia de la que hablaba. Oigo pintxo y pienso en Bilbao, en País Vasco y pienso en Sara. Soy un gordo.

Como decía, me veo en pleno proceso de cambio, aprendiendo cosas por mi cuenta como mi próximo proyecto, el revelado en casa. Escribir cosas nuevas, cosas de verdad, relatos como los que a mí me gustan. Pienso en relatos y pienso en Salinger, Salinger es lo más, mola. Por otro lado, se me amontonan las series. A Vikings se me añade ahora Black Sails, una serie sobre piratas. Me gustan los piratas.

Quizás me he hecho la picha un lio.

Actualizo: Dándole al coco ahora mismo y leyendo a mi amiga Mireia me ha hecho pensar sobre el lugar en el que vivo. Mi pueblo (o villa) es bonito, tiene playa y tiene montaña, es tranquilo y siempre tiene la misma gente. La única pega a que le doy es estar lejos de Barcelona y ese odio que disparo a todo aquel que se sube al tren que muere en Calella y me deja a una parada de casa. Esa gente da asco. Como ya dije, la fiesta de aquí, también da asco. 

miércoles, 18 de junio de 2014

Agur Bilbo eta bona nit Barcelona

Aquí estoy de vuelta a Barcelona en mi querido Alvia que tan bien me trata. Ya sea por un error informático o por mí propia suerte, he acabado en el vagón de clase preferente donde la única gran diferencia son sus asientos más anchos. A mí izquierda, una chica rubia con unas zapatillas poco discretas. Mientras yo pienso y doy vueltas a mi cabeza, ella se encuentra en el octavo sueño. Si ha de bajar en Logroño, tendrá problemas. A mi derecha otra chica que está viendo Ocho apellidos vascos (otra víctima más de los topicazos vascos), aunque igual está comprobando hasta que punto, el retrato que hace la película sobre la sociedad vasca es cierto.

Es cierto que comen mucho. Mis comidas en casa de Sara eran abundantes hasta que aprendí a moderarme y a saber decir que no. También son grandes bebedores. Como ya dije, primero fue el padre de Sara en nuestra ronda de pintxos y después a él le siguieron dos amigos suyos vascos vascos (y no es una errata). Como estaba en el País Vasco, me decía a mí mismo “Javier has de demostrar de que pasta están hechos los catalanes” y yo nunca decía que no a probar nuevas bebidas y comidas de esos rincones. Vinos, cervezas, sidras, gintonics después de cenar y lo último fue un café escocés al acabar al comida del txoko. I así es como acababa contento después de cada comida o cena. A este punto y según los comentarios de la tía de Sara, he pasado la prueba alcoholica y tengo el aguante de al menos, la media vasca. Estoy muy orgulloso. Los vascos son famosos por su fanfarronería (eso dice el tio de Sara) y les gusta también hacerse los duros. Por ese motivo, cuando el abuelo de Sara se enteró que me gustaba el picante, me retó a probar unas peligrosas guindillas que venían de no se qué misteriosa aldea. Cauto, rechacé la oferta y me retiré con el rabo entre las piernas.

Mientras, cruzamos La Rioja y el señor catalán que se dirige a Tarragona (lo sé por la conversación que ha tenido hace 5 minutos con el señor Pepe) se prepara para poder tomar un poco el aire en Logroño durante el escaso minuto que el tren se detiene para recoger a los pasajeros. Con esta ya es la segunda vez que se levanta, debe sufrir algún tipo de claustrofobia. Podéis llamarme cotilla pero me gusta escuchar las historias de la gente y qué les lleva a su destino. Ojo, no confundamos, me gusta escucharlas indirectamente, pero no me gusta que me den la brasa sin que yo lo haya pedido. El paisaje es precioso. Apenas llevamos hora y media de viaje y el tren me ha regalado unas preciosas vistas a través de alguno de los Montes Vascos como el Gorbea. Ahora, los viñedos en La Rioja y aún me queda por ver todo el desierto de los Monegros en Aragón.

Finalmente, la chica se ha despertado como si de un sexto sentido se tratara y se ha bajado en Logroño. Un hombre el cual como yo, parece que se despide de su chica, remplaza el lugar de la anterior chica que dormía a mi izquierda. Este también duerme y otra vez me ha tocado levantarme para que pueda pasar. Interrumpo mi lectura para coger los bollos de Goizalde que no se rompan al dejar pasar a mi nuevo compañero de viaje.

El sábado me descargué en mi Kindle un libro sobre bolsa y trading (Escuela de bolsa, manual de trading, Francisca Serrano) del cual leí un poco en el periódico. Después de varios intentos fallidos por descargarlo pirata y hacer un poco de investigación sobre si valía la pena comprar ese tipo de libros, lo hice y no me arrepiento. Para cuando llegue esta noche a Barcelona y al ritmo que llevo me habré leído casi el 60% del libro. Tal y como indica el título, el libro explica la bolsa y el trading para torpes, para gente como tu y como yo. Aún me arrepiento de haber pedido para las navidades de hace dos años, el Kindle de Amazon. Me gustan los libros en papel y físicos y al final, solo utilizo este aparato para leer apuntes de la universidad, apuntes míos o cuando se da el caso, libros nuevos que para mi, no vale la pena tenerlos en mano, como se da el caso ahora.

Después de varias horas y con los guipuchis (así es como llaman los de Bizkaia a los de Guipuzcoa) en el culo (quienes se han unido a nuestro tren en Castejón de Ebro), el tren corre a 220 kilometros por hora a través de los Monegros. Un AVE nos ha adelantado y ha dado un golpe de aire contra las ventanas. Como si de una carrera entre un Ford Fiesta y un Audi R8 se tratara. Me encanta la mezcla de “inhospito”, “salvaje” y “frio” que tiene el desierto de los Monegros, tiene un aire especial.

Vuelvo de Bilbao triste (cargado como un burro y triste). Triste por no poder continuar más tiempo con ella por el deber de trabajar. Siempre me apoyo en las palabras de mi sabio amigo Martín quien me dio algunos trucos secretos cuando no puedes ver a esa mujer que quieres durante unas largas semanas. Me tomo muy en serio sus palabras porque considero a Martín un doctor en temas de distancia. “Cree en ello y si hace falta cree por los dos cuando sea necesario”. Me encanta su ciudad y me encanta ella. Ella los sabe. 







sábado, 14 de junio de 2014

El euskera tiene acentos aleatorios



Después de cinco días en casa de Sara, puedo decir que esto es genial. Aprovecho una mañana holgazana de sábado para escribir un post. Sara ha empezado a escribir también y ahora mismo se encuentra detrás de mí tumbada en su cama, envuelta en su manta de Primark, ambos aún un poco quemados por el día en Donosti (que no significa Don Hostia, como yo me pensaba). 


El tren de ida a Bilbao casi lo pierdo por culpa de la tercermundista red ferroviaria de cercanías de la que dispone Barcelona. Después de dejar a una mujer que iba a Cuenca al borde de un ataque de nervios, corrí con 15 kilos en la espalda, a través de los pasillos de la estación de Arc de Triomf para buscar el metro y ponerme en marcha para llegar cuanto antes a Sants. Se suponía que llegaría con una hora de antelación a Sants, pero, finalmente, llegué con 14 minutos y a tres pasos de la deshidratación. Ya en la cola del tren (entre un grupo de vascos y unas monjas que se despedían de sus amigas con tristeza), empecé a respirar lo que para mí parecía un ambiente diferente al que se vive en la cola de un avión. Parecía como si estuviera viajando a otro país. No quiero que se mal interprete con nacionalismos innecesarios, me refiero a que la gente de la cola, con acentos diferentes, estilos, etc, me daba la sensación de ser yo el extranjero en la cola. Muchos volvían de un pequeño puente de tres días que habían aprovechado para ir a la playa y cocerse de calor (hay que tener valor), como aquellas dos chicas de Logroño (sé que eran de allí porque se bajaron en Logroño) sentadas junto a mí. Este viaje me dio la oportunidad de ver con otros ojos España, la gente, el paisaje, etc. Muchas veces me pongo colorado de haber viajado más al extranjero que a otros lugares en España, será eso del English is cool (y lo es). 


Después de 6 horas de viaje, encontrarme con Sara allí en el andén después de dos semanas fue muy bonito, de película y con beso incluido. Allí estaba la muchacha sonriente corriendo a mis brazos, todo muy love actually. Ahora que escribe, es aún más sexy. 


Mis expectativas respecto al  País Vasco han sido alcanzadas y sobrepasadas con creces, y ha llegado un punto en el que alguien como yo, que se le pegan tan fácilmente los acentos, ha tenido algunas frases muy bien acentuadas al estilo vasco: “Hacemos otro pote pueees?”. Sin olvidarnos del humor vasco, los vascos se ríen ellos mismos fácil y felizmente de los tópicos vascos, y aprovechando mi presencia, lo piden todo aún más grande. 


La gente me dice que Bilbao  ha cambiado una barbaridad desde hace quince años, y ahora está mucho más moderna. Tiene paseos y carriles bici (bidegorri), tiene una comida estupenda (eso no ha cambiado), museos, edificios y espacios remodelados, como La Alhondiga, donde puedes hacer de todo. Tiene actividades diversas (ayer pude ver gratis a Sandra Marchena, una cómica de Paramount Comedy), y un metro que cubre con creces toda la ciudad. La tía de Sara dice que por cambiar ha cambiado hasta el cielo, el cual ella dice que antes era de un gris plomizo. 


Esta noche toca degustar la noche bilbaína a través del casco viejo y Mazarredo y aprovechando que hoy es la Noche Blanca en Bilbao (los museos abren de noche y hay diferentes actividades culturales al aire libre) el supongo que las calles estarán aún más vivas. Ya ando un poco asustado por el nivel bebedor de estos vascos después de haber estado de pintxo-pote con la familia de Sara y volver un poco achispado a casa. Todo puede pasar esta noche, la cual es larga y llena de ambiente nocturno en las calles de la capital vizcaína. Mañana toca otra clase de cultura vasca en una comida en el txoko. El txoko es un espacio compartido por una cuadrilla de amigos y donde cada miembro puede traer a su familia para comer cada cierto tiempo (definición made in Sara). Mañana seguiré siendo la atracción de feria de este lugar que tanto me gusta. Mientras yo me resisto a decir Agur y sigo diciendo Adeu al despedirme de alguien quien después ponen cara confusa y les dejo sin más con la curiosidad.

lunes, 9 de junio de 2014

Club Socios del Tren

Aquí estoy, con la bolsa de viaje a medio acabar con el drama de decidir que llevar y que no llevar. Me voy para solo una semana y entre mis cosas y las de Sara, que se dejó en Irlanda para no tener que pagar por el exceso de peso, parece que me vaya para dos semanas. Seis libros de Sara, uno mio y mi Minolta X-700 complementan la bolsa. Normalmente cuando viajo no me pongo nervioso pero con gente a mí alrededor como mi madre u otros que piensan que me largo a las antípodas en Nueva Zelanda, uno no puede evitar que le invada cierta tensión pre-viajera. Estaba viendo que a este paso no iba a escribir nada nuevo antes de irme así que aquí estoy escribiendo mi post.

Mí viaje en tren a Barcelona fue una mina de inspiración. Me encanta viajar en tren porque ves a la gente, ves a la gente de la calle quienes con poca probabilidad te verán a ti y si tienes suerte como yo, puedes gozar de un paisaje magnífico. Al final no asistí al evento de couchsurfing entre otros motivos porque confundí la hora y lo hacían a la noche. Llamarme antiguo o raro pero jamás he hecho un picnic por la noche y creo que lo gracioso del picnic es disfrutar de la luz del día y ese ambiente que se respira.

El viaje no comenzó bien, perdí dos trenes, uno por culpa de un amigo que también iba a Barcelona de ligoteo y salió tarde de casa; otro por culpa de unos turistas rusos que no se aclaraban a donde iban. Tuve que esperar media hora en el andén, tiempo que dediqué a seleccionar qué gente no quería tener ni de lejos cerca mio en el vagón (como por ejemplo, la niña pequeña que no paraba de gritar). Sin mi amigo, sin auriculares y sin libro, mi aburrimiento hizo que me fijara en la gente del vagón, en el mar que pasaba rápido junto al paseo de Calella por el que normalmente paso veloz en bicicleta.

Es muy diferente el tipo de gente que frecuenta el tren durante los días laborales y durante el fin de semana. La principal diferencia, es que unos son como socios permanentes, nos vemos las caras cada mañana al ir en tren a Barcelona, algunos te miran, ya saben quien se duerme, quien no, quien abre la boca al dormir y quien lee o qué lee, amiguitas y amigotes etc. En fin de semana hay pasajeros ocasionales que van por alguna razón concreta: unos van de compras, a un concierto, han quedado con alguien y algunos otros que sí que van a trabajar. Después de pararnos en Calella, el vagón ya lleva unos cuantos jóvenes súper preparados para el futuro y con mucho SWAG. Me senté en una ventana junto al mar porque en un día tan soleado como el que hizo ayer tenía que volver a ver el mar como no lo veía en Irlanda desde hacía meses. Pasamos por San Pol, pueblo en el que si me tuviera que quedar a vivir cerca de mis padres viviría. Junto a Banys Lluis, un chiringuito al que fui una o dos veces el verano pasado a tomar algunas cervezas junto al mar, unos niños saludan al tren desde unas canoas en la arena sin que ellos puedan ver a la gente del interior y pienso en lo desconectado que he estado de mi circulo rutinario en casa durante estos meses en el extranjero y la de cosas que me he perdido. Me he perdido fracasos amorosos, malos rollos, me perdí Sant Jordi (el día más bonito para visitar la capital catalana) y he perdido el contacto con algunas personas de la universidad (creo que la culpa está repartida al 50%).

Siempre que el tren pasa por Canet de Mar, miro la playa nudista, culos, tetas y todo lo que alcanza la vista desde la ventana, cada año hay más gente, eso es bueno. Ya no estoy solo y una chica sonríe con el móvil por algún contenido gracioso, seguro. Después se nos une otra mujer, esta parece que viaja frecuentemente los sábados, lleva una sopa de letras y mira el reloj como preocupada por el horario del tren. Ya tiene la palabra RECORD. Recibo whatsapps de una amiga con la que había quedado y la cual estaba empinando el codo a las 2 de la tarde, le mentí unas cuantas veces para excusar mi retraso.

El set de cuatro asientos se completó con una mujer que como yo miraba al mar y un chico que venía de la playa y leía El médico de Noah Gordon. Veía Barcelona a lo lejos envuelta en una nube de polvo en suspensión que anunció el hombre del tiempo el viernes pasado. Eso me hizo arrepentirme de llevar pantalón largo. Llegamos a Barcelona después de que un dúo de jóvenes argentinos (al menos parecían argentinos) cantara unas canciones (con un buen acento inglés) de los Beatles. La mujer de la sopa de letras acabó con la palabra BIENESTAR.


Qué calor en Barcelona, recordé porque voy tan poco en verano a la ciudad, miles de turistas, calor y agobio pero mi visita a la librería La Central valió la pena y ya os contaré otro día. 

sábado, 7 de junio de 2014

52 lugares que visitar en 2014

Ante ayer o ayer (no recuerdo cuándo fue) leí un artículo en el New York Times (oh yeah qué cool qué soy que leo prensa americana) sobre 52 lugares que visitar en 2014. Obviamente para poder visitar los 52 en un solo año hay que tener o bien pasta por un tubo, o bien ser uno de esos magos que viajan barato por el mundo desde ya hace años. Sí, sí lo sé, alguno me dirá que no hace falta tener dinero para viajar por el mundo bla bla bla bla. Me da igual, todavía estoy en el proceso de montarme el chollo viajero. De momento he empezado por crearme una extensa red hotelera Erasmus y creo que no me ha ido nada mal. Mañana voy a un evento de couchsurfing del cuál no sé qué espero sacar. ¿Por qué voy a esta clase de eventos? Primero para desahogar mis necesidades de contacto internacional y segundo para seguir diciéndome a mí mismo y como me dice mi vecino “Tío, eres un máquina”. Hablaba de este artículo porque me ha recordado mucho a aquellos viajes que hacía en Irlanda y UK, ese sentimiento de “No he planeado casi nada y me la suda” y ese deseo de tender cada vez más hacia el mochileo (cosa que a Sara tanto le asusta).

Mis expectativas de viaje para el año que viene son más que altas, pasando por Finlandia, y Alemania y bajando hasta Italia no sin antes parar en el norte de Francia. Aquellos ex-erasmus que compartieron noches de salón en mi apartamento conmigo, me esperan allí y yo les espero aquí. Cada vez que pienso en viajar, se me ocurren mil cosas que escribir y quizás por eso he acabado en esta situación bloguera en la que me estoy metiendo y en la que me dan ganas de escribir e inventar cosas sobre viajes. Cuando pienso en Turquía pienso en los mercados de especies, los tés, el café y las alfombras, pienso en sultanes y viajes en globo. 

El lunes que viene me voy una semana a Bilbao a 220 km por hora en tren y donde no solo espero disfrutar de una agradable visita con esa chica inocente de cabello marrón oscuro y cara blanca blanquísima. Como ya dije en otro post, espero mucho del País Vasco, tópicos aparte, soy un chico de clima frió (será por los genes gallegos) y espero encontrar esa esencia celta que no sé qué tiene que me gusta tanto. Si estuviera Miguel conmigo, me entendería. Espero comida, tradición, gente, cerveza y pasarlo en grande, pero sobretodo la espero a ella.

Después de esta visita pasaré un tiempo hasta volver a verla, será duro pero yo soy una persona muy fuerte (al menos eso creo) y no pierdo la fe. A veces veo a Sara y a mí como la relación entre Desmond y Penny en la mítica serie Lost. La única diferencia es que en este caso yo me veo más como Penny, alguien decidido y determinado y Sara alguien más como Desmond, una persona con temores. Sin embargo, yo mismo tengo algo de Desmond y me identifico en algunos rasgos del comportamiento que tiene Desmond. Quizás es por eso que es y será siempre mi personaje favorito en la serie. 


viernes, 6 de junio de 2014

Magneto

Llegué a España con un montón de planes para matar mi aburrimiento y machacar mi depresión pos-erasmus. Pero en vez de llevarlos a cabo, llevo toda la semana tragándome toda la serie de X-Men. Comencé con la última película con la excusa que hoy se estrena la nueva película y al final acabé viendo también la penúltima. Al final he acabado viendo también la primera y la segunda y ahora voy a verme las precuelas con Wolverine (Lobezno para los pobres que no veis películas en versión original). Desafortunadamente, la nueva película la tendré que ver en español.

Me encanta Magneto, me parece el personaje con el poder más guay, sin hablar de su casco que es alucinante. La presencia que tiene el hombre flotando en el aire, ahí con su batamanta como si no le importara un carajo lo que ocurra a su alrededor; la voz que tiene, la mirada o como puede aplastar a cualquiera solo con mover dos dedos. Eso si el Professor Xavier merece mis respetos al tener la versión internacional de mi nombre. Sin embargo, uno de los problemas al tener una novia tan adicta al cine y a los superhéroes, es que te lapida cuando no sabes quien es Stan Lee (el escritor de los cómics Marvel) y aquí un servidor como yo, es terrible para los nombres y jamás ha sabido muchos más nombres de actores o actrices que Brad Pitt, Angelina Jolie o Scarlett Johansson.



Aunque Sara me reprochara (y me siga reprochando) que me quedara dormido la noche que estuvimos viendo Now you see me, gracias a ella he aprendido mucho más sobre cine y he visto muchas más películas de las que habría visto sin ella. Además Sara fue la primera en animarme a seguir con un nuevo blog y por ella leo mucho más (aunque ella se ria en mi cara cada vez que le digo lo que tardaré en leerme un libro). Después de haberme acabado Nueve cuentos de J.D. Salinger (me ha encantado y no puedo decir más porque Salinger me encanta), me he empezado Dubliners de James Joyce que haciendo gala de mi estancia Erasmus, tendré que leer literatura irlandesa. Mentira, este libro me lo compró Sara a traición después de que los dos hubiéramos atracado varias librerías de segunda mano en Dublin para Sant Jordi y más tarde ella me comprara este a escondidas de vuelta en Cork.


Iba a hablar de todos los planes que había hecho al llegar a España y solo algunos he cumplido. Primero, vine con la idea de cultivar un bonsai a partir de una semilla pero de eso ya os hablaré en otro post. Sin embargo si que he plantado varias semillas de girasol y una flor llamada Lupinus y que compré en Tesco. De la primera estoy muy muy impresionado por lo rápido que está creciendo aunque cometí el error de no plantar el girasol en una maceta más grande y de acuerdo con lo que he leído en Internet, esta variedad crece mucho (mucho, mucho) así que pronto tendré que trasplantarla. Así que como veis mi proyecto botánico no va mal. Por otro lado mi viaje al País Vasco será el punto de partida para mi proyecto fotográfico con la reflex analógica de mi padre (llamarme hipster si queréis y os contestaré fuck off). Y tengo otras ideas en marcha para matar mi tiempo pos-erasmus porque se me está alargando demasiado.

miércoles, 4 de junio de 2014

Encarcelado

Acabé en esa habitación porque la profesora mandó a uno de los niños que se sentaba junto a la ventana que cerrara la ventana. Muerto de miedo, volé rápido hacia la punta de la sala hasta donde había un póster de Gran Bretaña y volé fugaz contra la ventana con la esperanza de romper el cristal y poder salir de aquel lugar. Probé la misma técnica sin éxito hasta una docena de veces hasta que aterricé sobre una de las estanterías llenas de libros y ejemplares del Muy Interesante de hace más de 6 años.

Emprendí de nuevo el vuelo en busca de una salida recorriendo aquella sala rectangular llena de niños y niñas. Zumbé la oreja de un primer niño que se estaba comiendo los mocos y que intentó matarme con unas cuantas palmadas aleatorias al aire. Un bocadillo de mortadela se hallaba solo encima de una mesa indefenso y apenas me dio tiempo a atacarlo cuando me ahuyentaron unas manos gordas y grandes de lo que parecía un repetidor agresivo y abusón. El compañero de al lado preparaba bolas de papel para dispararlas a alguna embobada víctima de alrededor suyo. La muchacha de detrás coqueteaba con su pelo y mientras miraba al chico que se encontraba a tres mesas de distancia a su derecha. Revoloteé debajo de su falda y cuando notó cosquillas en la pierna, las cerró de golpe. Delante del chico escupe papel, un chico ejercitaba sus pulgares jugando a la ultima versión de Plants vs Zombies hasta que notó el impacto de una bola ensalivada en su nuca. Volé justo entre las lentes y los ojos del estudiante situado en primera fila en frente de la profesora y esquivé su manotazos. Fui directo a la profesora de pelo rizado moreno quien también me esquivó y le dijo al alumno que no le pasara la mosca como si esto fuera un partido de tenis.

Al volar hacia la puerta del aula, caí interceptado por una palmada al aire realizada por el musculoso chaval que coqueteaba con la chica con falda. Desperté unos minutos más tarde aturdido y pude emprender el vuelo hacia la ventana que volvía a estar abierta. Entonces noté un peso en el trasero como si algo colgara de él. El que me asestó el golpe casi mortal, aprovechó el momento para engancharme al culo con Tippex un pelo del cual en el otro extremo había enganchado una diminuta bola de papel. Imaginaos la cara de todos los alumnos y la profesora al ver un trozo de papel flotando en la sucia aula y después ver que realmente era yo con un pelo enganchado en el culo. Me convertí en el hazmerreir del momento y cuando cansado de volar con un pelo en el culo aterricé de nuevo junto al bocata de mortadela. Poco después de asestarle un mordisco, alguien dejo caer el diccionario de inglés de bolsillo sobre mi.